por Víctor Molinero
A la Federación Española de fútbol y a Julen Lopetegui se les presentó en las últimas horas la situación de tener que discernir entre aprovechar una gran oportunidad o mantenerse fiel a sus principios. Y los dos eligieron caminos distintos.
El entrenador, que poco tiempo atrás había renovado su vínculo con la selección española hasta 2020, fue tentado por Real Madrid tras la partida de Zinedine Zidane. Y Lopetegui mordió la manzana. A tres días del debut de su equipo en Rusia, fue anunciado como entrenador del Real Madrid. Todo cristalizado luego de una negociación entre el técnico y el club que se hizo a espaldas de la Federacion, entre gallos y medianoches.
Sin dudas no estuvo bien el accionar de Lopetegui, que al menos debería haber puesto al tanto de la situación a su actual empleador. Algunos piensan que ni siquiera se debería haber sentado a negociar con tamaño desafío por delante con la selección y a poco de haber renovado su vínculo. Porque vale recordar que España era una de las favoritas a quedarse con el título en Rusia.
Sin embargo, cuando Lopetegui sintió el bocinazo de un tren dispuesto a partir decidió subirse y dejar los cuestionamientos morales en el andén.
A la Federación Española también se le presentó una disyuntiva. A horas del estreno mundialista con una selección candidata, quizás lo mejor hubiese sido agachar la cabeza, poner la otra mejilla y aceptar que el gigante madrileño podía todo.
Pero no. Aún yendo en contra de sus propios intereses, la Federación despidió a Lopetegui y se expuso ante los ojos del mundo. Esta vez la cúpula dirigencial española fue fiel a sus principios.
Decidió ponerle un freno a la ambición de unos y la prepotencia de otros. Y detonó la bomba.
@vhmolinero